EVANGELIO
&ldquo;Al&eacute;grense y salten de contento, porque su premio ser&aacute; grande en los cielos&rdquo;. 
Del Santo Evangelio seg&uacute;n San Mateo (5, 1-12a)
En aquel tiempo, cuando Jes&uacute;s vio a la muchedumbre, subi&oacute; al monte y se sent&oacute;. Entonces se le acercaron sus disc&iacute;pulos. Enseguida comenz&oacute; a ense&ntilde;arles, habl&aacute;ndoles as&iacute;: &ldquo;Dichosos los pobres de esp&iacute;ritu, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos los sufridos, porque heredar&aacute;n la tierra. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque ser&aacute;n saciados. Dichosos los misericordiosos, porque obtendr&aacute;n misericordia. Dichosos los limpios de coraz&oacute;n, porque ver&aacute;n a Dios. Dichosos los que trabajan por la paz, porque se les llamar&aacute; hijos de Dios. Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos. Dichosos ser&aacute;n ustedes cuando los injurien, los persigan y digan cosas falsas de ustedes por causa m&iacute;a. Al&eacute;grense y salten de contento, porque su premio ser&aacute; grande en los cielos&rdquo;. 
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Palabra del Se&ntilde;or
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REFLEXI&Oacute;N 
En la celebraci&oacute;n de este d&iacute;a sentimos particularmente viva una consoladora realidad: nuestra &ldquo;gran familia&rdquo; est&aacute; formada por todos los miembros de la Iglesia, tanto los que peregrinamos todav&iacute;a en esta tierra, como los que &ndash;muchos m&aacute;s- ya la han dejado y se han ido al Cielo. S&iacute;, estamos todos unidos, y a esta uni&oacute;n sorprendente y misteriosa se le llama la &ldquo;comuni&oacute;n de los santos&rdquo;, es decir, la comunidad real de todos los bautizados. En la liturgia el Apocalipsis refiere una caracter&iacute;stica esencial de los &ldquo;santos&rdquo;, y dice as&iacute;: ellos son personas que pertenecen totalmente a Dios. Los presenta, adem&aacute;s, como una multitud inmensa de &ldquo;elegidos&rdquo;, vestidos de blanco y marcados por el &ldquo;sello de Dios&rdquo; (Cfr. 7, 2-4. 9-14). Mediante este &uacute;ltimo particular, con lenguaje aleg&oacute;rico, se subraya que ellos pertenecen a Dios en modo pleno y exclusivo, son &ldquo;su&rdquo; propiedad. Ellos, en Jesucristo, se han convertido verdaderamente en &ldquo;hijos de Dios&rdquo; (Cfr. 1 Jn 3, 1-3). 
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“Alégrense y salten de contento, porque su premio será grande en los cielos”. 

Santo Evangelio viernes 1 de noviembre de 2024 SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

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